PhD. Alexis Apablaza-Campos
Exeditor de Deportes de El Rancagüino
Académico Universidad UNIACC
Twitter @boleteador
Terminado el partido con Colo Colo y saliendo del estadio, escuchaba una radio local en la que entrevistaban a Cristián Abumohor. El directivo celeste confesaba que, hace semanas, se había llegado a acuerdo para enviar a préstamo a Matías Belmar, pero el traspaso se detuvo a última hora por expreso pedido de Pablo de Muner, quien quedó maravillado por su nivel en las prácticas.
Los datos le dan la razón al DT celeste: 57 minutos jugados, 3 goles convertidos en 3 disparos a portería y 4 pases realizados correctamente, lo que se traduce en 100% de efectividad en remates y 100% de efectividad en pases. Números que son brutales, que no deben llevar a meterle presión al joven rosarino, pero que contrastan radicalmente con sus rendimientos en campañas anteriores.
Si Belmar salía a préstamo era porque lamentablemente no había estado a la altura de las necesidades del primer equipo en las últimas temporadas, considerando que debutó profesionalmente el 6 de junio de 2021 ante Melipilla. Así, Matías tuvo tres entrenadores en el primer equipo: Dalcio Giovagnoli que lo hizo debutar, pero que fue despedido a los pocos días; Miguel Ramírez que lo hizo jugar poco y solo como extremo pegado a la banda; y Mariano Soso que lo utilizó en la Noche Celeste 2022 ante Audax, pero casi no le dio minutos la temporada anterior.
Sus primeras campañas como profesional contrastaban con su gran pasar en los cadetes del club: goleador y capitán en las categorías 11, 13, 14, 15, 17 y 19. El oriundo de Rosario (sí, la localidad renguina) jugó con la Selección en el Sudamericano Sub 17 de Bolivia marcando un gol en tres partidos y clasificando al mundial de la categoría. Gran parte de su pasar, además, tiene que ver su afinidad con Esteban Moreira, una buena dupla goleadora en inferiores.
Para saber más, consulté a mi gran amigo Carlos Osses en su condición de gran seguidor del fútbol base del Capo, quien me recordó que en su portal En Línea Deportes entrevistó a Belmar en 2014. Cercano a ambos jugadores, me detalló cómo se forjó la relación entre el Mati y el Negro (apodo de Moreira), al punto que algunos se ilusionan con que ambos podrían a llegar a hacer una sociedad como la que tuvieron Aníbal ‘Tunga’ González y Carlos Gustavo De Luca a principios de los 90.
“Matías se puede parecer más al Tunga porque hace valer su condición, su presencia, tiene potencia, y no falla en el área. Sin embargo, el Negro es distinto y no ha podido mostrar sus cualidades porque llegó tocado ante Colo Colo: tiene buen disparo de media distancia, es hábil, toca bien el balón, y puede jugar en puestos distintos en ataque como lo está haciendo ahora. En resumen, mientras Belmar es un ‘9 de área’, Moreira se mueve mejor llegando desde atrás”, me explica.
Por más que nos embargue la ilusión actual tras ‘la manita’ a los albos, sin lugar a dudas que no hay que generar sobreexpectativas ni con el equipo ni con Esteban ni con Matías. No hay que olvidar, en el caso de este último, que solo hace 15 días algunos ya pensaban que era otro malogrado proyecto de las cadetes del club, pese a que ningún entrenador le había dado la confianza de suficientes minutos en su puesto. En definitiva, un renegado que creció en casa.
En medio de esta reflexión, volví a poner mi atención a lo que decían en la radio pues llegó el turno de la entrevista de Matías Donoso, a quien preguntaron por un gesto jocoso que el delantero habría realizado desde la banca tras uno de los goles de su tocayo. El experimentado atacante explicó que se trataba de un gesto de cariño, propio de la relación de ambos, reconociendo su función de consejero para Belmar (y también para Moreira).
Con ese apoyo y esa confianza, su futuro puede ser esperanzador. De momento, hay que dar las gracias a Patricio Ormazábal por no llamarlo a la Sub 20 y dejarnos estas alegrías en el inicio del campeonato.