“Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Salmo 34:4.8
Mientras Adán y Eva se mantuvieron unidos al perfecto amor de Dios, no sufrieron temor
El miedo entró en la raza humana en el huerto de edén, y nace en el corazón del hombre como resultado de haber desobedecido a Dios. El texto Bíblico dice: “Mas Jehová llamo al hombre y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y el respondió Oí tu voz en el huerto y tuve miedo” Génesis 3:10.
Como temor se denomina el sentimiento de inquietud o angustia que impulsa a huir o evitar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.
La persona con temor se autocastiga porque piensa que lo que teme le puede suceder. Un ejemplo bíblico es la vida de Job. Durante el tiempo en que se mantuvo en el perfecto amor, Dios le dio cobertura y protección, pero una vez que comenzó a pensar en la pérdida de los hijos, en ruina y en enfermedad, le abrió la puerta al espíritu del temor. Job lo explica así: “el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía” (Job 3:25).
Si usted presta atención a los pensamientos negativos, a comentarios y noticias negativas, le estará abriendo la puerta de su vida al espíritu de temor para que entre en su mente y le dañe.
El temor, puede traer como una de sus consecuencias la depresión, daño emocional, mental y físico. La depresión suele ser un tipo de yugo que encarcela a las personas en desesperanzas.
A lo largo de la Biblia vemos una y otra vez estas palabras: “No temáis.” Porque es una emoción común en nosotros. De aquí que La Palabra de Dios nos alienta y nos dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. “2 Timoteo 1:7
Podemos aprender a confiar en el cuidado y la presencia de Dios aun en medio de la circunstancia más difícil.
La Palabra de Dios en el Salmo 91 nos dice que la mejor forma de superar cualquier tipo de temor, grande o pequeño es vivir bajo la protección de Dios y saber que Él es nuestro refugio.
Cuando uno sabe que hay Alguien más grande y fuerte que cualquier temor, es posible descansar en sus manos. Su palabra nos dice: “Él nos librará del cazador, de la peste destructora.
Nos escondemos debajo de sus alas y nada puede llegar a nosotros. Ningún terror nocturno, ningún acto violento, ninguna enfermedad mortal nos provocará más temor. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará».
Debemos tener fe que Dios es fiel a sus promesas, que nos librará, rescatará y mostrará su salvación y larga vida. En su testimonio David nos deja este consejo:
“Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Salmo 34:4.
Pastor: Alejandro H. Cabrera C.