Enfrentar los desafíos, esforzarse y crecer es parte de la filosofía de vida que Miguel Vera Soto, trabajador del Proceso Convencional de la Gerencia de Plantas de Codelco El Teniente ha aplicado desde que llegó hace 22 años, cuando apenas tenía 19 a la División.
“Soy nacido y criado en Coya”, cuenta Vera, quien ingresó en el ya desaparecido rol de operario y hoy se desempeña interinamente como ingeniero de procesos.
¿Siempre pensó entrar a Codelco?
Había salido hace poco del Liceo Industrial A6, que hoy se llama Presidente Pedro Aguirre Cerda. Estudié técnico electromecánico. Entré a la Molienda Sewell como operario, pero mi llegada fue circunstancial. Estaba trabajando en Puerto Cisnes, en Coyhaique. Había hecho la práctica en Codelco, en el año 97, en el departamento eléctrico de Coya. Por esa experiencia, me llamaron por si quería participar en el proceso de postulación a la División. Me entusiasmé, lo hice y aquí estoy.
¿Cómo siente que han sido esos 22 años?
Mi trayectoria en Codelco siento que ha sido espectacular. Empecé de operario, luego fui operador, operador experto, operador de sala de control, reemplacé al jefe de turno, luego fui jefe de turno y hoy estoy de ingeniero de procesos de forma interina. Ha sido una carrera bien movida y que me ha permitido conocer todas las plantas, salvo la de Molibdeno. Y lo que más me ha gustado es esa movilidad, porque me ha permitido crecer.
Mientras trabajaba, usted también se dedicó a los estudios…
Soy un agradecido de las oportunidades que me ha dado El Teniente. Codelco me permitió estudiar. Gracias a la beca de la empresa pude titularme de ingeniero de ejecución industrial y este 2023 parto los estudios para la ingeniería civil. Cuesta compatibilizar los estudios con el trabajo, hay que hacer sacrificios.
El propósito de El Teniente es “Damos todo por Chile” ¿Cómo lo siente como trabajador?
Es una frase muy potente. Soy de la generación que le tiene cariño a la empresa y lo tomo con mucha conciencia. Aquí cuando hay un accidente todos fallamos, pero al mismo tiempo eso vale para cuando uno ve los excedentes y siente orgullo de saber que nuestro trabajo aporta al desarrollo del país. Es el propósito que más me ha motivado.
Y su familia, ¿qué opina?
“Tengo dos hijos: Cristóbal, de 16, y Santiago, de 7. Ellos saben que todas las posibilidades de la familia son gracias a Codelco. La empresa hace crecer como persona y profesional. Acá he aprendido conocimientos que en la universidad no los enseñan. Soy un agradecido de esas oportunidades y he sabido sacarles provecho”.
¿Cómo se proyecta a futuro?
Practico andinismo y ese deporte me enseñó a vivir el día a día. Disfruto cada día como si fuera el último y doy lo mejor de mí cada jornada. El andinismo enseña un liderazgo distinto en el que la seguridad es fundamental y potencia bastante cuando hay que aplicar esa experiencia en el trabajo.
¿Cómo enfoca la seguridad en el día a día?
Tengo una premisa que comparto con los equipos: puedo justificar un atraso en la tarea, que un equipo se haya detenido por más tiempo del esperado, pero no puedo justificar un accidente. Nunca. No hay cómo. Les pido a los muchachos y muchachas que cuando revisen las condiciones para ejecutar la tarea, no lo hagan una vez, sino que dos e imaginen que su familia va a trabajar en ese lugar ¿Dejaríamos a un hijo o hija estar en una zona si vemos que hay deficiencias?
¿Ese es tu foco?
Siempre estoy enfocado en las personas que quiero. Amo mi vida, amo a mi familia, a mis niños y el objetivo es siempre volver sano a la casa. Por eso, la seguridad es fundamental. No se puede hacer vista gorda.