Muy queridos hermanos y hermanas:
El próximo miércoles 22 de febrero será Miércoles de Cenizas. Iniciaremos con toda la Iglesia nuestro camino hacia la Pascua; serán 40 días de oración, de profundizar más la Palabra, de hacer obras de caridad y de servicio, que nos ayudarán a disponer de nuestra vida y nuestro corazón para celebrar el Misterio Pascual: la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Comenzaremos el camino hacia la Pascua, a celebrar la fiesta más grande de nuestra fe que es la Resurrección del Señor.
En Cuaresma se nos invita a vivir más el espíritu de oración, penitencia y caridad, que son cosas que los hemos de vivir siempre, pero que en Cuaresma queremos hacerlo con mayor intensidad. Desde hace ya muchos años, a la Iglesia que camina en Chile, en tiempo litúrgico, se nos invita a un gesto concreto de caridad frente a tantas iniciativas que cada uno puede tener en este tiempo, que es de vivir la caridad, profundizar la oración y enmendar nuestra vida. Así tenemos como Iglesia, como comunidad de creyentes, la posibilidad de estar todos juntos en una tarea que es vivir lo que llamamos la Cuaresma de Fraternidad.
En nuestras parroquias se motiva esta campaña, se entregan alcancías, que cada uno lleva a su casa, y donde se va colocando el fruto de las privaciones de este tiempo de Cuaresma. Se nos insta en este período a privarnos de cosas que son buenas, que son legítimas, pero nosotros de alguna manera queremos decirle al Señor: “Tú eres lo más importante y por amor a ti soy capaz de privarme de algunas cosas”. A lo mejor, hay gente que se priva de fumar, o no come pan, o se priva de algunos gustos (puede ser un helado, alguna bebida, etc.); pero ¿cuál es la idea?: que el valor de aquello de que tú te privas, puedas ponerlo en esa alcancía. Así, con esos dineros reunidos se podrá ayudar a financiar diversos proyectos de bien, de caridad y servicio, que van a animar y llevar esperanza a tantas personas que hoy lo necesitan.
Les invito entonces a que vivamos esta Cuaresma y, de manera especial, esta Cuaresma de Fraternidad. Busca, pide la alcancía en tu parroquia, y si no hay, pues se han acabado, tú mismo puedes hacer una alcancía, y comienza -ya sea de manera personal o como familia- a privarte de algunas cosas para ese dinero ponerlo en la alcancía. Así, cuando llegue la Pascua, esta gran fiesta de la fe, tú la llevarás a tu parroquia como un gesto de cariño y agradecimiento a ese Señor que ha hecho tanto por nosotros y que cuenta con nosotros para que tantos hermanos y hermanas puedan tener esperanza.
Vivamos Cuaresma, vivamos Cuaresma de Fraternidad, pensemos en quienes más sufren y procuremos llevar un poco de alegría y de esperanza.
¡Qué Dios les bendiga!
+Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua.