…Nunca está satisfecho con lo que tiene, trabaja duro y no se detiene a preguntarse: «¿Para qué estoy trabajando tan duro? ¿Por qué no disfruto de la vida?»…
Eclesiastés 4
La palabra de Dios en el libro de Eclesiastés nos habla de la frustración de una persona que está sola, trabajando, y se pregunta “¿para quién trabajo yo?”
Seguramente usted se ha hecho esta misma Interrogante, cuando ve que sus fuerzas se agotan, cuando nos sentimos cansados, frustrados, y nos llegamos a preguntar si tiene sentido lo que estamos haciendo en nuestro trabajo.
Salomón escribió sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre la vida y el trabajo: La palabra de Dios en el libro de Eclesiastes dice:« El necio se cruza de brazos, y acaba por destruirse a sí mismo » Eclesiastés 4:5 RVC.
No queremos llegar al extremo de ser holgazanes, pero tampoco deseamos caer en la trampa de ser un trabajadolico. De aquí que el texto bíblico dice:« Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu, en otras palabras, es mejor tener menos y disfrutar más.
Hay que tener presente que no tiene sentido sacrificar las relaciones interpersonales por querer ser una persona exitosa
Los logros son efímeros, pero las personas son las que hacen la vida significativa, gratificante y placentera.
En primer lugar, trabajamos para nuestro Creador que nos dio la capacidad para hacerlo.
Trabajamos para ayudar a nuestra familia, pero también para ayudarnos a nosotros mismos al desarrollar, los dones las cualidades que tenemos.
Trabajamos para transformar el mundo, las circunstancias que nos rodean.
Trabajamos también para ayudar a los demás.
Por eso, cuando nos sentimos frustrados, cansados, o pensamos que el día no tiene mucho sentido, debemos alzar la vista al cielo y darnos cuenta de que lo que hacemos, aunque sea algo pequeño, tiene trascendencia eterna.
La palabra de Dios nos da un buen consejo que debemos tenerlo presente:
1 Si el SEÑOR no construye la casa,
los constructores pierden su tiempo.
Si el SEÑOR no vigila la ciudad,
los guardias pierden su tiempo.
2 Pierden el tiempo ustedes,
que se levantan temprano y se acuestan tarde
para comer un pan conseguido con sufrimiento
porque Dios da a quien ama, aun mientras duerme Salmo 127
Pastor: Alejandro H. Cabrera C