En 2020, Bernardita Cáceres llegó como bodeguera en un proyecto que la empresa Buildtek desarrollaba en Río Blanco, en la División El Teniente, pero quiso desafiarse e ir más allá. “Soy una mujer que siempre quiere más, me voy proponiendo cosas y las voy cumpliendo”, asegura.
“En mis tiempos libres, pedía autorización e iba a las faenas, inspeccionaba que las herramientas estuvieran en buenas condiciones y empecé a mirar, porque soy muy observadora. Me gustaban esos trabajos. Un día hablé con el jefe y le pedí que me incluyera. Así empecé en la enfierradura para una loza de un estanque y después en moldaje y hormigón”, cuenta.
Eso la llevó a que, una vez terminado ese proyecto, continuara con labores en el área alta, esta vez en la construcción de protecciones aluvionales en la Quebrada Pirigüín, donde se desarrolla como maestra primera en obras civiles, la única mujer que ocupar ese cargo.
“He sido reconocida por la Gerencia de Proyectos y muchas personas me felicitaron. Estoy orgullosa de ser la única mujer, porque es una referencia para quien quiera trabajar en cualquier área. Es un ejemplo para las mujeres, que no por ser un trabajo pesado no lo podemos hacer, aquí me abrieron las puertas y estoy muy agradecida”, comenta Bernardita.
¿De qué se trata tu trabajo?
Consiste en hacer el moldaje de hormigón y también gaviones, que son mallas de fierro que armamos, cosemos y enviamos a terreno para que los maestros gavioneros las instalen y las llenen con las piedras. También hice un curso de andamios y apoyo a las cuadrillas en la faena.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Me gusta todo. El área que más me gusta y que mejor me desempeño es el moldaje de hormigón, ver las medidas, hacer los moldajes. Me gusta la pega bruta y saber que estoy haciendo algo que va a servir y ayudar.
¿Cómo es para ti ser la única mujer en el cargo, cómo te llevas con tus compañeros?
Tengo buena comunicación con los ‘viejos’, entonces me recibieron muy bien y siempre estuvieron dispuestos a enseñarme, porque llegué como bodeguera y luego tuve que aprender de todo y tengo la facilidad de que aprendo rápido.
Acá siempre llego con alegría, para subir el ánimo porque uno no sabe qué problemas tiene la gente en la casa y creo que los problemas hay que dejarlos de Maitenes para abajo, porque aquí hay que estar 100% enfocados, para que no se produzcan accidentes.
¿Cómo describes tu paso por El Teniente?
De mucho aprendizaje, con muchas personas que me han apoyado, gente hermosa.
¿Qué significa para ti trabajar en la División?
El trabajo es lo más valioso que podemos tener y trabajar para Codelco era una meta. Siempre quise trabajar en la minería. Me gusta el trabajo bruto y en Rancagua no dan muchas oportunidades para que las mujeres se integren a la construcción y aquí en la División sí lo estaban haciendo. Es un orgullo trabajar aquí.
¿Cómo te proyectas a futuro?
Quiero ser operadora de maquinaria. Es una meta y no es imposible. Para mí nada es imposible. Quiero subirme a un jumbo (máquina de perforación), estar en interior mina, en la producción.