Por Manuel Toro Bustamante
Docente de Administración Pública UOH
Universidad de O’Higgins
¿Puede Usted identificar las diferencias entre las funciones de un concejal/a, un alcalde/sa, un consejero/a regional, un gobernador/a regional, un delegado/a presidencial, un diputado/a o un senador/a?,
¿A quién le corresponde solucionar el asfalto de la calle que está afuera de mi domicilio?; ¿A dónde me dirijo si quiero que pinten el “paso de cebra” del colegio de mi hijo/a?
Sin duda estas son preguntas que nos hemos hecho en más de alguna oportunidad. En su primera cuenta pública, el Presidente Gabriel Boric dijo que “Cuando un país desconfía de sus instituciones y de sus autoridades, todo se vuelve cuesta arriba” y está en lo cierto, el escenario actual no es el mejor para el Estado, de hecho, en la encuesta CEP noviembre – diciembre 2022 cuando se pregunta por los tres principales problemas de chile, el “top 3” se lo lleva “Delincuencia, asaltos y robos”, seguido por “Salud” y “Pensiones”.
Siguiendo el análisis, ante la pregunta “¿Qué tan bien o que tan mal funciona la democracia en Chile?” un 49% cree que “regular” y un 36% cree que “mal o muy mal”, datos poco alentadores para quienes, desde nuestra profesión, buscamos defender la Democracia. Ante este escenario de desconfianza y baja legitimidad de las Instituciones del Estado, la pregunta ¿Cómo lo solucionamos? debiera no solo ser parte de las reflexiones de un funcionario público, sino que también de las autoridades políticas, de Gobierno (a nivel nacional y regional) y de quienes lideran las comunas de nuestro país.
¿Por qué abrir la información pública podría ayudar a responder este cuestionamiento? Una rápida mirada haría pensar que ante mayor información la desconfianza disminuye o al menos se aminora. Si sabemos lo que hacen los servicios, cómo se toman las decisiones, cuáles son sus planes y proyecciones de trabajo, su presupuesto, el personal y los niveles de profesionalización, podrían ser datos relevantes para retomar la educación cívica, su comprensión y dimensión real de las capacidades del Estado, y poder así, ver que tan reales son sus posibilidades de “hacer algo”.
¿Cómo avanzar en transparencia y rendición de cuentas si no existe una “cultura de la transparencia” en el Estado ni existe claridad sobre compromisos sectoriales ni nacionales al respecto y/o no hay personal ni presupuesto para realizar estas funciones?
Esta misma encuesta CEP, pone a las Universidades como las Instituciones en que más confía la ciudadanía, por lo que desde la UOH es necesario abordar mayores compromisos con la Región, como lo es levantar y sistematizar información que no está a la mano de las autoridades para la toma de decisión y/o la priorización de tareas o proyectos de financiamiento regional. “Abrir el Gobierno” no solo es una buena idea ni una frase que titule la “Semana del Gobierno Abierto”, sino que una responsabilidad para quienes trabajamos en el Estado y en la formación de futuros profesionales que liderarán y gestionarán políticas públicas.
Tal y como lo señala la Declaración de Gobierno Abierto del año 2011, “una mayor participación cívica en los asuntos públicos y buscar formas de hacer que sus gobiernos sean más transparentes, receptivos, responsables y efectivos”. Es por ello que los desafíos son grandes, y desde la Escuela de Ciencias Sociales UOH -en particular en la Carrera de Administración Pública- estamos disponibles y dispuestos a tomarlos, no para un beneficio personal, sino que para que cada instrumento de gestión pública tenga sentido para Usted, para que cada decisión que tome el Estado (a todo nivel) tenga relación directa con sus requerimientos, y para que la confianza y la legitimidad de las Instituciones Públicas vuelva a ser una variable para sentir orgullo y no vergüenza.