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Té, la bebida más consumida del mundo.

Entre los beneficios generales que aporta el té para la salud se encuentran su aportación para rebajar el colesterol y sus beneficios en las dietas alimenticias, aunque cada clase de té tiene unas propiedades específicas. Foto cedida por Freepik.
Es la bebida más consumida en el mundo, con 6.000 millones de tazas al día, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ha conseguido ganarse el aprecio entre las clases más altas y aristocráticas, así como las más populares de Europa, Asia o América, desde que un emperador chino tuviera la fortuna de ser el primero en probar esta infusión y comprobar sus beneficios. Por éstos y por su inigualable consumo, el 21 de mayo se celebra el Día Internacional del té.

El descubrimiento del té viene acompañado de una leyenda china que cuenta que, hace más de 4.700 años, estando durmiendo plácidamente el emperador Seng-Nung en su jardín y bajo la sombra de un árbol silvestre, cayeron unas hojas dentro de la olla donde los sirvientes hervían agua para servir al soberano, quien había extendido la orden a la población de su país de hervir siempre el agua de consumo humano.

Al beber el agua donde las hojas de té silvestre habían caído, el emperador se sintió reconfortado y con una especial sensación de bienestar, por lo que instituyó a partir de entonces la infusión de té como una bebida saludable entre sus siervos. El té había nacido con esta leyenda en China donde fue tan preciado que se llegó a utilizar como moneda de cambio a un alto valor.

Paralelamente al desarrollo del mercado de esta bebida, alfareros y herreros comenzaron a elaborar elegantes utensilios y juegos de té, en porcelana, esmalte y oro que constituían un verdadero indicador de riqueza y donde se consumía la aromática bebida no sólo por sus propiedades medicinales, sino también por placer.

Tras este desastre de las plantaciones de café en las colonias británicas se realizó una campaña con el fin de que todo el imperio británico bebiera té en lugar de café. En la imagen, un amante del té sostiene una bolsita de té en Londres, Reino Unido. Foto: Andy Rain.

ORIGEN Y EXPANSIÓN DEL TÉ.

El té pertenece a la especie Camellia sinensis, una planta cuyas hojas son las utilizadas para esta infusión. Camellia es el nombre del género que fue otorgado en honor de Jiri Josef Camel, misionero jesuita y botánico del siglo XVII que introdujo las plantas de camelia desde Filipinas a Europa, mientras el término sinensis se relaciona con el lugar de origen de la especie ‘sinensis’, que en latín significa China.

Su arbusto es de porte bajo, follaje perenne y ampliamente ramificado que, en condiciones silvestres alcanza los 10-12 m de altura y en plantaciones comerciales, el árbol se poda de manera continua, limitando su crecimiento a entre 1 y 1,5 m de altitud. Las hojas enteras tienen forma oval-oblonga, de color brillante, glabras (desprovistas de pelos y glándulas) y miden entre 5 y 10 cm de largo por 2 a 4 cm de ancho.

La especie Camellia sinensis conocida desde hace siglos es nativa del sur de China y sudeste de Asia. Su consumo y tradición se introdujo primero en el Japón en el siglo VI a.C., mientras que en Europa fue llevado por Marco Polo a mediados del siglo XIII.

La Compañía de las Indias Orientales inició su comercialización en toda Europa en el año 1600 e introdujo su consumo también en América. Durante el siglo XIX se establecieron grandes plantaciones en África, mientras en Sudamérica la producción se inicia a comienzos del siglo XX, y donde Argentina, en la actualidad, se ha convertido en su mayor productor.

El té se cultiva, tanto en ambientes tropicales como subtropicales y los países con mayor producción son China, India, Kenia, Sri Lanka, Turquía, Vietnam, Irán, Indonesia, Argentina y Japón. En la imagen, una trabajadora recoge hojas de té en una plantación de Kailasahar, (noreste de la India). Foto: STR.

LA DECISIÓN BRITÁNICA DE SUSTITUIR EL CAFÉ POR EL TÉ.

José Migue Coleto Martínez, catedrático de la Universidad de Extremadura e ingeniero agrónomo y forestal, explica cómo sucedió la diversificación definitiva entre el té y el café. Según Coleto, en el siglo XIX hubo una lucha enorme entre el té y el café, sobre todo, en el imperio británico. “Pero el imperio británico no producía suficiente café, porque, aunque tenía numerosas colonias, sólo lo producían en Jamaica, así que lo tenían que comprar a otros países”, añade Coleto.

El ingeniero señala que en el siglo XVIII “en el imperio británico se tomaba el café en una proporción del 60 por ciento frente al 40 por ciento que optaban por el té. Pero en 1867 llegó el desastre y en unas semanas el hongo de la Roya del café lo destrozó todo, por lo que tuvieron que recurrir al café de los imperios extranjeros”.

Tras este desastre, “se realizó una campaña nacional publicitaria, la primera que se realiza de un producto alimentario, con el fin de que todo el imperio británico bebiera té en lugar de café”. De esta manera, los ingleses cambiaron de costumbre y el té inglés se hizo popular en todo el mundo como el conocido “té de las 5”.

Actualmente, el té se cultiva, tanto en ambientes tropicales como subtropicales y los países con mayor producción son China, India, Kenia, Sri Lanka, Turquía, Vietnam, Irán, Indonesia, Argentina y Japón.

El té es la bebida más consumida en el mundo, con 6.000 millones de tazas al día, según la FAO. EFE/EPA/CLEMENS BILAN

TIPOS DE TÉ Y SUS PROPIEDADES.

De manera general, el té se puede clasificar en cuatro categorías principales: Blanco, verde, oolong y negro que se refieren al nivel de oxidación en su elaboración.

Luz Edith Cristóbal Huamán, del Instituto Santa Rosa de Perú, en su estudio sobre el té, señala que la oxidación es un proceso natural que cambia el color y el sabor de la hoja. Para iniciar la oxidación, los brotes frescos se enrollan (a mano o a máquina) para romper la superficie de la hoja de modo que el oxígeno reaccione con las enzimas de la planta. El té negro y rojo están completamente oxidados, el té oolong está parcialmente oxidado y los tés verdes y blancos no están oxidados.

“Cuando menos se oxida un té, más ligero será en sabor y aroma. Los tés fuertemente oxidados producirán una infusión oscura, roja, de color marrón rojizo, mientras que los tés menos oxidados producirán un licor ligero y amarillo-verdoso. Al exponer selectivamente las hojas de té al oxígeno, los productores de té pueden extraer ciertos sabores y aromas, es decir, el proceso de oxidación determinará muchas de las características del sabor del té”.

Entre los beneficios generales que aporta el té para la salud se encuentran su aportación para rebajar el colesterol y sus beneficios en las dietas alimenticias, aunque cada clase de té tiene unas propiedades específicas.

El té verde, cuyas hojas se han fermentado rápidamente después de haber sido recogidas, es el favorito en Asia y no está oxidado, por lo que tiene gran cantidad de antioxidantes que combaten el envejecimiento.  

El té blanco, elaborado con las hojas más jóvenes, incluso con las yemas de las hojas, tampoco son sometidas a proceso de oxidación, por lo que tiene muchas más propiedades antioxidantes que las del té verde y se considera un potenciador de la memoria, además de ser bueno para mantener la salud de los dientes y elevar el nivel de energía física.

El proceso de oxidación en el té oolong o té azul, es parcial, por lo que las hojas quedan semi fermentadas al haber estado sometidas a un proceso más corto de tiempo que el té negro, de esta manera contiene menos antioxidantes que los tés más claros y es recomendado como digestivo, astringente contra diarreas y diurético.

Por último, el té negro es muy popular en los países occidentales. Es un té muy procesado y es el que contiene más teína y taninos, por lo que resulta el más estimulante de todos y proporciona buenos resultados para tratar diarreas, sin embargo, no es aconsejable en casos de estreñimiento. Ayuda a mantener la salud cardiovascular y, sobre todo, es un gran diurético.

EDITORIAL: La cuenta pública presidencial.

Sin ningún anuncio para nuestra región, ayer el Presidente Gabriel Boric presentó la segunda Cuenta Pública de su administración, donde realizó un balance sobre su gestión a 15 meses desde su llegada al Palacio de La Moneda. Además, proyectó algunas de las medidas que pretende establecer en lo que resta de su periodo.

Pero quedamos con gusto a poco, hace exactamente un año, en estas mismas páginas escribíamos

“Desde nuestro humilde asiento en la capital de la región del Libertador General Bernardo O´Higgins echamos de menos que el presidente se refiriese más concretamente a nuestra región, aunque en verdad no se refirió de manera particular a ninguna región y solo fueron nombradas como ejemplos de situaciones generales o de políticas nacionales que buscarán ser implementadas”, lamentablemente lo mismo podemos decir hoy.

El anunciado tren rápido ocupará nuestra región como pasadizo, en ninguna estación parará. Nada se dijo sobre Rancagua que queda fuera de las regalías del Royalty al no ser -hasta el momento- considerada una comuna minera, ni tampoco hubo referencias a la contaminación ambiental ni a los problemas de conectividad, ni tampoco alguna palabra por ejemplo de la Capilla Gaudí o de la ansiada doble pista hasta Pichilemu, solo por nombrar algunas cuestiones que pudieron ser abordadas. Solo un año de gobierno no es tiempo aun de resaltar logros sino de marcar desafíos para los próximos años, si bien en este sentido los llamados al dialogo, a ponernos de acuerdo a trabajar juntos son importantes nos hubiese gustado que al menos como región alguna mención particular se hubiese hecho.

En este sentido la gran esperanza esta puesta en el anunciado proceso de descentralización, pero a la vez creemos que es necesario dotar de mayores facultades al Consejo Regional como órgano colegiado que tiene la representación directa de los territorios ante el Gobierno Regional, y a la vez como un sano contrapeso al poder de los Gobernadores al mismo tiempo que notamos una falta de política a nivel de seremis, pero en el buen sentido de la palabra, en cuanto a coordinación y fijación de objetivos locales que no necesariamente sean solo las bajadas de políticas nacionales, es decir que respondan más al territorio.

Con todo, pese a que parece que ha pasado mucho tiempo, son recién 15 meses los que lleva en el Gobierno Gabriel Boric y queda aún mucho tiempo por delante, y serán ciertamente sus obras las que hablarán por él. Y para eso aún falta más de la mitad de su periodo.

Luis Fernando González V.

Sub Director

Celestes buscan a un futbolista en Argentina y también en el medio local

El DT Pablo De Muner, dijo que pretenden incorporar elementos para potenciar al plantel, como un “9” que aumente la competencia interna en esa plaza.

Este jueves, en entrevista con el programa Fuera de Juego de Rabio Bienvenida, el DT de O’Higgins, Pablo de Muner, habló respecto a las opciones de sumar elementos de cara a la segunda mitad del año.

En ese sentido, declaró que la gerencia deportiva está en Argentina tratando de abrochar a un jugador que él solicitó, lo que derivará en tener que liberar obligatoriamente un cupo de extranjero, ya que hoy tiene dichas plazas cubiertas.

“Hay que buscar ese jugador que estamos buscando y después ver la posibilidad de liberar ese cupo”, dijo el DT.

Así también, indicó que “siento que nos falta una segunda punta, que vaya al espacio, que tenga presencia en el área y que pueda jugar por todo el frente del ataque. Que nos dé una variante respecto a lo que tenemos”, pero que esa labor la puede realizar Facundo Castro, aclaró.

Ahora bien, también comentó que buscan a un “9”, una zona del campo donde está Matías Donoso, Esteban Moreira, Matías Belmar y Arnaldo Castillo. “En esa posición vamos a incorporar porque sentimos que hace falta. La competencia será más alta”.

Ahora bien, respecto a los nombres que están rondando en prensa de posibles refuerzos, como Jeisson Vargas, Bairon Monrroy o Franco Lobos, De Muner tuvo palabras para uno en específico, Matías Plaza. “Plaza me gusta, pero ¿es el momento de traerlo? Nosotros necesitamos algo de inmediato, que nos asegure algo que no tenemos”.

Finalmente, el estratega, manifestó que “hasta el día de hoy siguen todos los futbolistas”, pero sí no se descartan partidas para liberar cupos de extranjero o que algún otro club nacional se interesa en adquirir a alguno como, por ejemplo, Matías Marín, que es ligado tanto a Universidad Católica como Universidad de Chile.

La lectura como patrimonio cultural

María Jesús Honorato Decana Facultad de Educación Universidad de Las Américas


Hace unos días, nos enlutamos con la muerte de Marta Cruz-Coke, primera mujer directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), y creadora del Día del Patrimonio que acabamos de celebrar. Entre el inmenso legado que nos deja esta destacada licenciada en filosofía y gestora cultural, quiero detenerme en uno: el programa Bibliometro, iniciado en 1996 para incentivar la lectura y acercar los libros a las personas, y que hoy está presente en las principales estaciones del ferrocarril urbano.

No es un secreto que los chilenos no tenemos buenos índices de lectura. Así como la iniciativa de Cruz-Coke, hay varias, pero ninguna ha tenido resultados esperados. Según el informe “Leer en Chile. Estudio de hábitos y percepciones lectoras”, publicado en octubre de 2022 por Ipsos y Fundación la Fuente, un 50% de los chilenos lee todas las semanas algún material, mientras que un 83% asegura que le gustaría leer más y que no lo hace, entre otras razones, por falta de tiempo (53%). Las cifras no se ven tan mal, pero leer, no es lo mismo que comprender. Si vamos al informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) «Education at a Glance 2018», solo el 1% de los chilenos adultos con educación media completa entiende lo que lee, frente al 7% promedio a nivel mundial. Y si enfocamos el lente en los chilenos con educación superior, este porcentaje llega a 5%, muy por debajo del 21% promedio de la OCDE.

A las principales causas que son el nivel educacional de las familias y los hábitos de lectura, debemos agregar la pandemia que afectó aún más los índices, principalmente a los primeros niveles de educación básica, que son precisamente donde se aprende a leer. Un estudio de la profesora Carolina Melo de la Universidad de los Andes, estableció que el 96% de los estudiantes de primero básico no conocen las letras del alfabeto, y por lo tanto, no pueden leer libros indicados para su edad.

Debemos recuperar la lectura como patrimonio cultural y de esta manera abrir las puertas para el desarrollo futuro de miles de niñas y niños. No leer, y mucho menos no comprender, coloca barreras que con el tiempo se hacen infranqueables. El camino para hacerlo es incentivar los hábitos de lectura desde la primera infancia, ya que ésta afecta todos los aspectos del ser humano: emocional, afectivo, social, lingüístico y permite el aprendizaje de todos los demás saberes. Son las familias y todo el sistema educativo los encargados de esta magna misión que tanto preocupó a Marta Cruz-Coke. Partamos por algo simple: contemplemos visitar una biblioteca junto a nuestros niños en cualquier panorama familiar.