Por: Alfredo Tomasevic Álvarez, abogado.
Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del Mundial de Fútbol del año 1962, he decidido escribir nuevamente sobre este evento que tuvo a nuestra ciudad como sede, acerca de partidos, jugadores, eventos sociales y anécdotas.
Antes que nada, quisiera escribir algunas letras sobre mi persona. Desde niño me apasionó el fútbol. Mi único equipo fue, es y será O’Higgins. Me hice socio al fundarse el club y más tarde fui dirigente por algunos periodos. Esto lo digo porque el que se realizara un Mundial en Chile, con Rancagua como subsede, me marcó para siempre como hombre de fútbol. Nunca me olvidé de dicho Mundial y constantemente evoco recuerdos del evento. También, el ver las letras -en alfabeto cirílico- del equipo búlgaro, me dejó como legado cultural el interés y posterior aprendizaje de este idioma.
En lo futbolístico, hubo un equipo que desde el comienzo marcó diferencia: Hungría. Gran debut ante Inglaterra, ganó 2×1 con un golazo marcado por Tichy, un disparo de 25 metros, inatajable. Luego le ganó 6×1 a Bulgaria con la actuación de un gran jugador, Florian Albert, que en este partido marcó el gol más rápido del mundial al cumplirse el minuto de juego. Fue el goleador de la sede. Frente a Argentina empató 0x0 jugando con varios reservas. Finalmente, jugó con Checoslovaquia, perdiendo injustamente, ya que dominó casi todo el partido y los checos de contragolpe convirtieron el único gol. El arquero checo Schrojf fue la figura, al terminar el partido lo sacaron en andas. Los húngaros debieron haber sido finalistas. En todos los partidos jugados fueron alentados por gente de Rengo, ciudad donde concentraron.
En Rancagua, debutó en un Mundial un joven jugador búlgaro, Georgi Asparuhov, con 18 años. Jugó dos partidos en los cuales ya mostraba parte de sus condiciones futbolísticas. Hizo el gol en el partido con Hungría que perdieron 6×1 y en el partido con Inglaterra, que terminó 0x0, estuvo a punto de anotar un gol, pero su disparo dio en uno de los postes. De haberse concretado, se habría producido el “milagro búlgaro”, como lo llamó la hinchada argentina, pues habría clasificado. Los argentinos lo gritaron como gol. Su fama se concretó a partir del año 1965, llegando a ser uno de los mejores jugadores de Europa. Falleció en el año 1975, en un accidente de tránsito. A su funeral asistieron cerca de un millón de personas en Sofía.
La hinchada más numerosa fue la argentina. En el partido inaugural, que ganaron 1×0 a Bulgaria, al salir el equipo a la cancha, los hinchas argentinos elevaron letreros que anotaban la ciudad de donde provenían: Santa Fe presente, Buenos Aires presente, Rosario presente, Mendoza presente, etc. Impresionante. Cuando terminó el partido con Bulgaria, unos 800 hinchas le pidieron al entrenador realizar un asado en la concentración en Pangal, lo que el entrenador no permitió. La hinchada inglesa no pasó de 200 personas.
Cupido llegó a Rancagua. Este título fue real. Unos días antes de iniciarse el Mundial en esta sede, llegó a Rancagua un hincha de Inglaterra que recorría la ciudad con el uniforme de la Real Fuerza Aérea. Se mostraba muy simpático, saludaba a todos. Aquí conoció a una mujer que formaba parte de una conocida familia. Iniciaron una relación -en esa época se llamaba pololeo- y al final de su estadía le prometió matrimonio, que volvería el año próximo a casarse con ella. El hincha inglés volvió y cumplió lo prometido, se casó con la rancagüina y se instalaron a vivir en Escocia. Se supo que tuvieron 3 hijos, linda historia que vale la pena recordar.
Las noches rancagüinas durante el Mundial. Hubo dos establecimientos que llamaron la atención de los turistas. Uno de ellos fue el Triana Music Hall, ubicado en calle Millán frente al Instituto O’Higgins. El primer día se llenó, con la presencia de autoridades, con la actuación de conjuntos musicales internacionales. Entre los artistas se recuerda a Arturo Gatica. Después la asistencia disminuyó notablemente. El otro centro nocturno fue la boite Embasy ubicada en la calle Maruri, se dice que las mujeres vestían con trajes de fiesta.
Recuerdos de algunos jugadores que jugaron en Rancagua. Bobby Charlton, el gran delantero de Inglaterra, hace unos años atrás en una visita que hizo a Santiago a promover una marca de vinos, recordó que el equipo inglés para los partidos y entrenamientos viajaban desde Coya a Rancagua en el llamado auto carril -medio de transporte utilizado exclusivamente por la jefatura de la Braden Copper-. José San Filipo, goleador argentino al dedicarme su libro de su vida futbolística, colocó: dedicado a mi amigo Alfredo de la hermosa Rancagua. Finalmente, el gordo José María Muñoz, famoso locutor argentino que cubrió el mundial por Radio Belgrano de Buenos Aires -después dueño de Radio Rivadavia- en una visita que hice a su radio, recordó a Patricio Mekis, me dijo que el nombre de Mekis era sagrado para él. Durante el Mundial se hospedó en su casa. Recordaba el ferrocarril de trocha angosta y los camarotes de los mineros, que conoció en una visita que hizo a Sewell. Se dice que el presidente de la FIFA, Sir Stanley Rous, se habría hospedado en su casa cuando estuvo en Rancagua, para el partido Inglaterra con Hungría. Otro recuerdo fue el del entrenador del Newcastle de Inglaterra, Robert Robson, en conversación que tuvo con el exjugador de O’Higgins Clarence Acuña, le preguntó si aun existía en Rancagua el estadio cuya mayor superficie era de madera –refiriéndose al Estadio Braden-. Clarence le preguntó cómo era que él sabía eso, sonrió y le respondió que lo había conocido el año 1962 para el Mundial, ya que formaba parte del equipo inglés.
El mito de la presencia de Aníbal Troilo en Rancagua. Era el rey del bandoneón en Argentina. Algunas personas dijeron que lo habían visto caminar por el centro de la ciudad. Esta leyenda surgió cuando Argentina perdió 3×1 frente a Inglaterra y algunos diarios argentinos titularon “en Rancagua lloraron los bandoneones”.


