En el marco del complejo escenario de la salud en nuestro país, la disparidad entre el sistema de atención público y privado continúa siendo uno de los temas más complejos de resolver. El reciente análisis del Ministerio de Salud sobre la densidad de médicos por cada 10 mil habitantes arroja cifras llamativas, y si bien estamos acercándonos al promedio OCDE, debemos mirar más allá para comprender la verdadera dimensión de la situación.
En concreto, la densidad promedio de médicos de atención general ha mostrado avances, llegando a 31 por cada 10 mil habitantes. Sin embargo, los expertos señalan que la cantidad de médicos en el sistema público es aproximadamente la mitad de esta cifra -alrededor de 15-, aún lejos de cumplir con los estándares necesarios. En concreto, en 2022 se registraron 23.588 médicos contratados en el sistema público para atender a 15 millones de beneficiarios de Fonasa, subrayando la prevalencia de aquellos dedicados al ejercicio privado de la profesión.
Es digno de mención el aumento en la contratación de médicos en el sector público en los últimos años. Entre 2013 y 2022, el número de profesionales contratados en servicios de salud y atención primaria creció en un asombroso 96%, pasando de 136.000 a más de 274.000, impulsado además durante los últimos años por la pandemia. Sin embargo, es imperativo observar que este crecimiento no se traduce directamente en un aumento proporcional en la actividad productiva del sistema.
Sin mencionar que, además, existe un importante problema respecto de la distribución territorial de los profesionales, los cuales están concentrados en los grandes centros urbanos, aumentando las dificultades de ofrecer una salud uniforme, oportuna, digna y de calidad a todos los habitantes del territorio nacional.
En este sentido, es esencial que profundicemos en las causas de esta discrepancia: ¿por qué, a pesar del incremento en la cantidad de médicos en el sistema público, no se ha logrado una mejora sustancial en la atención? Es necesario analizar la infraestructura, los recursos disponibles y los incentivos para entender la raíz de este problema.
La brecha entre el sistema público y privado en la atención médica no es solo una cuestión numérica, sino una cuestión de eficiencia y equidad en el acceso a la atención de calidad. La inversión en recursos humanos debe ir acompañada de una evaluación profunda de los procesos y políticas que afectan la atención médica.
Porque la disparidad no puede continuar, y es tarea de todos los actores que estamos involucrados en la salud pública encontrar soluciones concretas para cerrar esta brecha y garantizar una atención médica óptima para todos los ciudadanos.
Bernardo Morales Catalán
Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad del Alba sede La Serena