Pastor:Alejandro H. Cabrera C.
“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.” 2 Corintios 1:3-4
Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Él. Aquellos que han sentido la consolación de su Padre Celestial han entendido que su plan al consolarnos es que nosotros vayamos a sostener a aquellos que necesitan desesperadamente alguien que los ame y escuche. ¡De eso se trata la vida cristiana! No es de nosotros mismos, se trata de conocer a nuestro Salvador para extender su plan de salvación a todos los que nos rodean.
Hay eventos y acciones que Dios permite que sucedan en nuestras vidas que tardaremos en entender y comprender del todo, pero en lugar de centrar nuestra mirada y atención en lo que no comprendemos y nos aflige, debemos levantar nuestra mirada y ponerla en Dios.
¡Dios nos ama, Él es nuestro consolador y siempre tiene una buena razón para todo lo que hace! Pablo mismo reconoció que los peligros de muerte que enfrentaba eran situaciones que Dios había permitido para que aún él en su posición de apóstol y siendo un gran hombre de fe aprendiera a no confiar en sí mismo sino en su Señor.
No hay mayor alivio y descanso de un hijo al saber que tiene la seguridad en su corazón que su Padre está con Él y que puede ayudarle a solucionar cualquier situación.
Si está atravesando alguna aflicción o tristeza en su vida entréguesela a Dios y permítale que El le pueda consolar a través de su Palabra.
La palabra de Dios en la carta del Apóstol San Pablo a la Iglesia de Filipos les dice:
“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús…” Filipenses 4:6-7
Ábrale su corazón a Dios en lo privado y Dios le mostrara su misericordia, tenga presente que sus misericordias son nuevas cada día, por lo tanto hay que seguir confiando creyendo solo en El. En su tiempo Dios te librará, te levantará, te sostendrá y te acompañará el resto de tu vida enfrentando todo lo que pueda venir. Tenga usted presente que solo Dios nos puede amar y consolar como nadie más puede hacerlo.
Hechos 4:12
“Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos”