No, no esta leyendo noticias del recuerdo, en un cruel deja vu de lo que publicamos el 2 de septiembre de 2021 nuevamente el Serviu insiste con expropiar parte de la historia de Rancagua, con destruir la gruta de Lourdes en Baquedano, todo para que una ciclovía tenga el ancho estándar.
Nada importaron los compromisos adquiridos hace poco menos de un año, ni la opinión pública contraria a la medida. Lo concreto es que tecnócratas empecinados no fueron capaces de hacer un rediseño de la avenida al tiempo que no ha sido cambiado el plano regulador de Rancagua por lo que vuelven al ataque contra las tradiciones. Una muestra de la falta grave de política que afecta a nuestro gobierno regional donde el servicio que está impulsando esta medida no tiene un director titular. La publicación de un aviso legal en la pagina 13 del diario de hoy enciende las alertas.
No nos oponemos al progreso, la ampliación de la av Baquedano es muy necesaria, solo decimos que la poca historia viva que tiene nuestra capital regional debe ser respetada. Buscar un diseño que no signifique romper esta gruta no es una tarea tan compleja, pero desde el SERVIU se negaron a enfrentarla.
Insistimos en lo necesario que es la ampliación de Baquedano. Un necesario y ansiado proyecto dado el gran crecimiento de Rancagua hacia el poniente, obra que junto con la ampliación de Republica, el cruce de Santa Julia y el dotar de un cruce real desde Los Bosques de San Francisco hacia Río Loco integrarían realmente a este bullante sector de la capital regional -que hoy tiene una difícil conexión- con el resto de la ciudad.
La gruta es parte de la parroquia Cristo Rey en Rancagua, existe desde la década de 1920 y su construcción emula al santuario original emplazado en la localidad homónima en Francia. Un lugar tradicional espacio para las oraciones, penitencias y recogimiento que pese a los años y las miles de placas y agradecimientos de los files, hoy desde un escritorio no ven como sagrado el lugar, ni tampoco le ven reconocimientos patrimoniales que sean dignos de mantener, pese a que la comunidad así lo considera y lo avalan miles de firmas que fueron recolectadas el año pasado cuando por primera vez se intentó expropiar, situación que había sido desechada en publico compromiso de variadas autoridades palabras que hoy valen nada. Difícil es pedirle a la ciudadanía que confié en los políticos si compromisos de estado son así de fácilmente olvidados.
Lo cierto es que la gruta cumple con muchas características que la hacen un sitio patrimonial, primero su historia, segundo su arquitectura, tercero la relación que tiene con los habitantes de la región de O´Higgins. Es una muy mala idea borrar toda esta historia y cambiarla por una vía, o más bien por la inflexibilidad o la negación a buscar diseños alternativos. Así las cosas, hoy se pretende destruir plegarias, compromisos, reencuentros, vivencias y peticiones, pero sobre todo un pedazo gigante de la vida de los miles que hemos peregrinado al lugar con el fin de cumplir por ayudarnos en una prueba, en la sanación de un enfermo, entre otros tantos dolores.
Recordemos que el patrimonio no nace patrimonial, sino que se hace y es tareas de todos protegerlo y mantenerlo de aquellos que simplemente quieren una modernidad sin historia ni identidad. Así lo demuestran tanto quienes quieren destruir esta gruta como quienes quieren robarle a Rancagua el tradicional desfile del 2 de octubre y pretenden no solo cambiarlo de día sino volverlo a encerrar en el estadio El Teniente.
UN POCO DE HISTORIA
“ No nacía todavía la diócesis de Rancagua cuando se alzó la gruta de Lourdes de Baquedano. Funcionaba allí la Capilla de San Pedro Apóstol, desde 1915, y en la esquina de lo que hoy es Baquedano con Lourdes, el 11 de febrero de 1923, se inauguraba la Gruta. Las generaciones nuevas rancagüinas, ignoran que todo lo que hoy es el Pequeño Cottolengo fue el Seminario Cristo Rey. El 30 de octubre de 1927 se bendijo solemnemente la Primera Piedra del seminario. La construcción se inició el 7 de marzo de 1928. El 30 de octubre de 1933 se bendijo el nuevo edificio y el 7 de mayo de 1934 se iniciaron las clases con 13 alumnos. Fue su primer Rector D. Eduardo Larraín Cordovez, que sería el segundo obispo de Rancagua. El Seminario tuvo primeramente el rango de seminario menor. La viceparroquia de S. Pedro (hoy Parroquia Cristo Rey) y la gruta de Lourdes adjunta, eran parte del seminario, edificado en terrenos que donó la Sra. Adela Errázuriz Salas al arzobispado de Santiago. Al crearse la diócesis, Monseñor Lira reclamó esa propiedad para la iglesia de Rancagua.(…) El ex Seminario Cristo Rey, con su templo y su gruta son un conjunto arquitectónico valioso para la Historia de Rancagua. Auténtico patrimonio, construcciones de la primera mitad del siglo XX de las cuales casi nada es lo que va quedando (Extracto de la columna escrita por Mario Nocetti publicada en El Rancagüino el 28 de mayo de 2019) .