Para disfrutar de una buena comida al aire libre en pleno mes de diciembre no hace falta ser un valiente, pero en julio sí que hay que tener coraje para servirse algo en una terraza.
Y es que con la pandemia, son muchos los bares y restaurantes que dependen de las terrazas para tratar de sobrevivir, esto debido a las restricciones de aforo o incluso la prohibición de consumo en el interior de los locales.
Desde el 1 de julio, día en que en la capital regional se levantó la cuarentena, los rancagüinos regresan poco a poco a las terrazas de cafés y restaurantes, luego de un mes de restricciones; y más de un año y medio de pandemia.
Algunos propietarios de cafés y restaurantes llevaban días preparándose para recibir a sus clientes a fin de reactivar la economía que ha golpeado fuertemente al sector gastronómico. El cierre perimetral de calles se ha convertido en una buena oportunidad para muchos empresarios del rubro que por estos días se han mostrado contentos, porque están pudiendo compensar, en parte, la caída del turismo.
Y es que aunque ha habido previsión de bajas temperaturas, no ha sido impedimento para que muchos lleguen a ocupar una de sus mesas disponibles. Está claro que si quiere servirse algo y si puede elegir, mejor hacerlo en una terraza; pero por supuesto, bien abrigado.
Si bien la situación de cara a la pandemia ha mejorado en Rancagua y en el país, el Gobierno insta a que no se debe bajar la guardia.