- En esta novela epistolar de la escritora Irene Padrilla, relata los recuerdos de la relación de Isabel con Ambrosio O’Higgins, un episodio clandestino, apasionado, trágico y cruel, que marcaría el destino de Chile.
Por Gisella Abarca
Fotos Marco Lara
La periodista sanfernandina Irene Padilla debuta con una novela histórica, humana y entrañable titulada “Cartas al Mar”, que recrea hechos de nuestro país desde la mirada de Isabel Riquelme y Meza, como hija, amante y madre; como una mujer que encarna lucha y abnegación al encontrarse sometida en la Colonia, invisibilizada en un contexto de poder militar e intransigencia hacia los afectos prohibidos.
Y es que en noviembre de 1822, Isabel Riquelme es testigo del proceso que terminaría con la abdicación de su hijo Bernardo O’Higgins en enero del año siguiente. Envuelta en esos días turbulentos, decide confesar a través de íntimas cartas a un amigo el mayor de sus secretos: cómo fue que su amor por un poderoso militar irlandés cambiaría su destino y el de su patria para siempre. Hasta aquel momento histórico y decisivo, nos traslada la escritura de la ex trabajadora de El Rancagüino, Irene Padilla en su primera novela “Cartas al Mar”.
RESCATANDO SU HISTORIA
En su libro, la autora recorre la historia de Isabel Riquelme desde su infancia en Chillán hasta sus últimos días, deteniéndose en los detalles de su relación con Ambrosio O’Higgins, un hito biográfico clandestino, apasionado y cruel.
“Las mujeres a través de la historia siempre han estado en las bambalinas del poder y estamos viviendo tiempos en que se hace necesario sacarlas de ese lugar y ponerlas en aquel de relevancia que les pertenece. Isabel Riquelme es una figura histórica con quien se da una situación muy especial, porque vive la formación de la república chilena de punta a cabo”, comenta la autora sanfernandina.
Riquelme nació y se crió en las últimas décadas del dominio español en el siglo XVIII. En esos años conoció a Ambrosio O’Higgins y nació Bernardo. La autora de ‘Cartas al Mar’ añade que Isabel Riquelme “Fue prisionera de guerra durante varios meses, y en el exilio en Mendoza cuidó de los chilenos que huyeron tras la Batalla de Rancagua”, expone la ex colega de la sala de prensa de El Rancaguino.
Para la escritora sanfernandina, esta histórica mujer fue “testigo y protagonista de cómo esta colonia pobre, pequeña, donde nació, termina convertida en un país independiente, capaz de conquistar otro”. Así, moviéndose entre su presente vertiginoso, y un pasado doloroso, en la novela Isabel rebrota a través de sus misivas palabras que conjugan en su historia el desprecio, el amor filial y la destrucción provocada por la guerra de Independencia.
De este modo, en el libro “Cartas al Mar”, la autora envuelve a los lectores en la intimidad de la protagonista y retrata la tormentosa relación que tuvo con Ambrosio O’Higgins, así como el intenso vínculo con su hijo Bernardo “Leyendo las biografías de Ambrosio y Bernardo, es interesante cómo esta mujer los deslumbra a ambos. A Ambrosio, porque por ella, pierde el control de su vida que tanto resguardaba, era un hombre de más de 50 años cuando este amor y este hijo marcan un antes y un después hasta su muerte. Y a Bernardo, porque sin su madre no era nada”, comenta.
Para abordar relevantes detalles del libro “Cartas al Mar”, la periodista Irene Padilla se dio un tiempo para ahondar en el texto de su autoría.
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¿Por qué tu interés por Isabel Riquelme?
R.- Es un personaje que me atrajo desde que estaba en el colegio, y nace de mi interés por el propio Bernardo O’Higgins que siempre consideré era una personalidad muy atractiva, de héroe oscuro, con una vida muy difícil, que vive la gloria y el olvido en cosa de años. Ahí entendí que ella era una pieza clave de su historia.
¿Por qué consideras valioso conocer la historia de este personaje?
R.- Porque las mujeres a través de la historia siempre han estado en las bambalinas del poder y estamos viviendo tiempos es que se hace necesario sacarlas de ese lugar y ponerlas en aquel de relevancia que les pertenece. Isabel Riquelme es una gura histórica con quien se da una situación muy especial, porque vive la formación de la república chilena de punta a cabo.
En primer lugar, nace y se cría en las últimas décadas del dominio español en el siglo XVIII, durante la era de los reyes borbones, cuando la principal preocupación de la corona, en lo que respecta al Reino de Chile, era la guerra con los indígenas y la amenaza de una invasión británica en las costas. En esos años conoce a Ambrosio O’Higgins y nace Bernardo.
¿Isabel Riquelme fue una mujer ‘moderna’ para su época?
R.- De Isabel la historiografía habla muy poco. Tuvo a Bernardo cerca de los 20 años, cuando una mujer de su época ya debía estar casada. Después contrae matrimonio con Félix Rodríguez, tienen a Rosita, enviuda y como a los 30 años tiene una tercera relación con un terrateniente y de ahí nace Nieves Puga.
Me gustó eso, noté que era apasionada y hay que entender que en esos años coloniales la única propiedad certera de una mujer era su pensamiento y su cuerpo. Como mujer, decidir tu vida sexual era sinónimo de rebelarte al status quo de la época, y eso molesta, y fue una molestia en la historiografía hasta el siglo XX.
¿Su amor por Ambrosio O’Higgins fue clandestino?
R.- A nivel social, dentro de la zona de Penco, fue una especie de secreto a voces. Ambrosio fue reconocido como un hombre implacable cuando castigaba, no le gustaban los chismes en torno a su persona, y no hay que olvidar que en esa época un representante de la corona como él tenía poder absoluto.
Luego ella se convierte en amante de este hombre en un momento clave para él. Ambrosio era extranjero, tenía muchos enemigos entre los españoles y si él no lo hacía oficial, Isabel debía mantenerlo en secreto.
¿Cómo se establece esta relación sentimental con tanta diferencia de edad?
R.- Me alejé de dos teorías que se manejan en Chile. La primera que fue amor de una semana, que se conocieron en una visita que el hizo a Chillán y en cosa de días Isabel se acuesta con él y queda embarazada: y la otra, es el abuso sexual o una violación que también se ha abordado en otras novelas históricas.
Leyendo sobre la vida de Ambrosio no me hicieron sentido ninguna de las dos. Por eso en mi novela postulo otro punto de vista, y es que Isabel lo conoció mucho antes de 1777, cuando era una niña. Eso genera un lazo entre ambos más creíble, donde este hombre extranjero, amigo de su padre, es idealizado por ella, se vuelven a encontrar años después y tienen este romance.
¿Qué la enamoró de Ambrosio?
- Que era un extranjero y eso ya es llamativo, y creo que fue un tipo de formas muy cortesanas y eso sin duda era muy atractivo para una joven como Isabel que vivía en el fin del mundo en Chillán. Él manejaba el griego y el latín; conocía a cabalidad a los pehuenches tanto su lengua, sus costumbres, tenía una fascinación con el mundo indígena y estaba obsesionado con formar lazos de amistad con ellos; hacía cálculos mentales infinitos y lo desafiaban con operaciones matemáticas en las fiestas; era un hombre que leía a los escritores ilustrados de la época; que admiraba profundamente la flora chilena. Es un abanico de cualidades bien especiales en comparación a la mayoría de los criollos chilenos que eran bastante ignorantes y brutos. Y sin duda otro atractivo es el poder. Para una mujer de la época, un hombre poderoso como lo fue Ambrosio podía ser bien afrodisiaco.
¿Por qué Isabel no se casó con Ambrosio?
¡La gran pregunta histórica! Cuando comencé investigar descubrí que si Ambrosio se casaba con ella, no iba a perder el cargo que tenía hasta ese momento en el ejército. De hecho, John Garland, un paisano irlandés que llegó con él a Chile se enamoró de una chilena, pidió la dispensa al rey para casarse y se la dieron. También su primo Demetrio y su sobrino Tomás se casaron con criollas. O sea, él tenía antecedentes de que lo podía hacer. Incluso como Capitán General pudo casarse con ella y Bernardo automáticamente pasaba a ser legítimo. Pero siempre hay un problema. Si Ambrosio se casaba con Isabel era lo que en esos años llamaban un matrimonio desigual, ya que socialmente Isabel pertenecía a una especie de clase media de su época.
Pero más allá de todo, creo que la causa estuvo en él, en esa vida que llevó muy errante. Ambrosio nunca tuvo un hogar, viajó mucho de Europa a América, de Chile a Perú, a Argentina y recorrió nuestro país completo en muchas ocasiones. Era un hombre imparable. Sus proyectos no eran precisamente casarse y tener una vida tranquila en una hacienda con hijos y nietos. A los 50 años cualquiera sabe lo que quiere para su vida y por muy encaprichado que estuviera con Isabel, lo suyo era seguir siendo útil para el rey.
¿Cómo fue la relación de Bernardo con su madre?
Maravillosa. Siempre pensé que Bernardo es la versión mejorada de Ambrosio y que así lo vio ella también. Comparten muy poco en la niñez de él, tuvieron un tiempo de cercanía cuando es internado en el Colegio de Naturales de Chillán, Bernardo tendría unos diez años, pero el tiempo juntos fue breve. De ahí no se reencuentran hasta que Bernardo vuelve de Europa, ya es un hombre de 25 años. Y ahí se genera entre ellos esta especie de alianza, una camaradería y sentido de fidelidad de madre a hijo férrea.
Bernardo además, sufría de síndrome de desapego o desarraigo, tenía un terror enfermizo a ser abandonado. Su madre lo sabía, por eso Isabel siempre estuvo a su lado, como fiel compañera hasta su muerte.
Con el paso de los años ¿qué relación mantuvieron Ambrosio con Isabel?
Es una relación amorosa que termina de manera muy trágica. Cuando Ambrosio le quita a Bernardo, para mi es clave. Bernardo era una guagua de uno o dos años cuando Ambrosio ordena que un grupo de militares vayan por el niño. Fue un rapto, una brutalidad, un acto de verdad infame. Me llama la atención que se haya pasado por alto en la historiografía, incluso normalizado. Ninguna mujer entrega su hijo como un objeto. Para mí lo que hizo Ambrosio es un acto de venganza que hacen algunos hombres y mujeres hacia sus parejas a través de los hijos.
¿Qué balance se puede hacer de la participación de Isabel en la independencia de Chile?
R.- Participó dentro de lo que ella pudo. Antes de que Las Canteras fuera destruida ayudó con alimentos, después en el exilio cuidó de los chilenos que cruzaron, vuelve en 1817 con su hijo y de ahí con él en el poder, se transforma en el sostén emocional de Bernardo como director supremo. Isabel no es una heroína de capa y espada. Eso habría sido absurdo, pero sin duda es un eslabón fundamental como lo fueron miles de mujeres chilenas que acompañaron a los hombres en la guerra.
Luego de asumir O’Higgins como director Supremo, ¿qué papel jugó Isabel?
R.- Isabel es su apoyo emocional, me parece que fue muy cauta, ella no se involucraba en política, no era una Javiera Carrera siendo que tuvo todo el poder para hacerlo. A veces la quieren mostrar cómo esta especie de madre influyente que metía ideas en su hijo, pero no fue así, no era su consejera de gobierno. Pero eso no quiere decir que se mantuviera al margen. Trató de ayudarlo dentro de sus posibilidades y así lo retrato en el libro.
¿Qué pasó con ella cuando O’Higgins abdica y se radica en Perú?
R.- O´Higgins abdica y queda prisionero en Valparaíso por 6 meses. Bernardo se enferma, él somatizaba todo su estrés, e Isabel era la única del círculo familiar que podía visitarlo y darle cuidados. En julio de 1823 se va toda la familia a Perú con la idea de parar un tiempo ahí y luego viajar a Inglaterra, pero al final O’Higgins se queda en Lima, y Perú se convierte en su segundo hogar. Allí Isabel continúa en su papel de mamá y abuela, de cuidar a sus hijos hasta sus últimos días. Fue una mujer muy respetada y querida, de hecho, Manuel Bulnes ocupaba Lima cuando murió y le dio funerales de Estado, con una ceremonia inmensa donde todo el ejército chileno le rindió honores.
¿Cómo fueron los últimos años de Isabel?
R.- Vive 75 años, muchísimo para su época. Los últimos años en Perú fueron años más pacíficos, pudo estar por fin al lado de sus hijos y de su nieto haciendo vida familiar, a pesar que Bernardo seguía tentado por volver a la guerra al final se rinde y se queda en su casa. Tienen una rutina de hacendados influyentes en la sociedad limeña. En ese periodo Isabel por fin logra tener la vida más sencilla que debió tener si Ambrosio O’Higgins no se hubiera cruzado en su camino.
LA ESCRITORA SANFERNANDIINA
Irene Padilla Arriagada nació en Santiago en 1981 y es periodista de la Universidad de Chile. Trabajó durante 7 años en diario El Rancagüino y en medio de la pandemia dedicó su tiempo a escribir estas páginas. Ferviente lectora de libros de historia desde su infancia, en el año 2018 comenzó la investigación sobre la vida del clan O´Higgins y en especial de la madre de Bernardo, Isabel Riquelme. En 2021 finalizó la redacción de Cartas al Mar, su primera novela, donde según palabras de la autora: “Decidí sacar a la luz a esta heroína silenciada por más de 200 años. Ella amó con locura, fue madre soltera, acompañó a su hijo en la guerra, y murió en el exilio”.
UNA REVERSIÓN DE ISABEL
En sintonía con lo relatado en la novela, en la portada de “Cartas al Mar” se observa a una joven Isabel Riquelme. La imagen es una reversión del clásico cuadro de Gil de Castro pintada por la artista nacional Ofelia Andrades, quien retrató a la protagonista.
“fue un honor haber trabajado sobre una obra de Gil de Castro que fue el mejor retratista de esa época”, expresó la artista Ofelia Andrades.
“Sobre rejuvenecer a Isabel Riquelme –agrega- me mentalicé en darle una expresión de una mujer inteligente, con una mirada intensa. Traté de darle un aspecto de una mujer adulta, dulce, romántica y joven, pero a la vez interesante con una sonrisa esbozada que sugiere muchas cosas. Lo pensé como una imagen de portada ilustrativa”, expresa quien trabajó en el retrato que quedó plasmado en la portada del texto.