- Con la eliminación de mascarillas en los exteriores, algunas personas pueden sentir inseguridad al no usarla.
Por: Gisella Abarca
Fotos Marco Lara
Por más de dos años de pandemia, el uso de mascarillas ha sido obligatorio en exteriores e interiores, pero a medida que han reducido la tasa de letalidad y contagios por Covid19, en contraste con el aumento de personas vacunadas, el gobierno ha optado por el eliminar el uso de mascarillas desde este 1 de octubre manteniendo su uso solo en establecimientos de salud.
Aunque para muchos quitarse la mascarilla y destapar el rostro supone una liberación, para otros no lo es tanto. Algunos se han acostumbrado a ir con el rostro cubierto durante más de dos años, dependencia de la mascarilla que se denomina síndrome de la vacía o una sensación de desprotección que surge cuando la quitamos en público, especialmente para quienes presentan mayor temor a ser evaluados e inseguros frente a la opinión de los demás, lo que puede afectar a la salud mental. Y es que su uso no solo nos ha protegido del virus; sino también de las miradas, del juicio de los demás, lo que ha sido justamente en este punto de ayuda para algunas personas.
EL SÍNDROME DE LA CARA VACÍA
“Se le llama el síndrome de la cara vacía a una fobia o miedo que se caracteriza por la sensación de inseguridad que se genera en la persona al dejar al descubierto el rostro, en este caso, por dejar de usar mascarillas. Esta situación puede tener dos orígenes: el miedo a mostrarse a los demás y la fobia a contagiarse, ya que la mascarilla, al cubrir la mitad del rostro oculta ciertas imperfecciones, como acné, arrugas, lunares, vello facial, brackets y hasta falta de dientes, por ejemplo y el cambio en algunos casos puede ser abismal”, explica la Psicóloga Clínica del Centro de Salud Mental Lafkelen.
Los niños y adolescentes están en pleno proceso de cambio, por lo que verse forzados a mostrar su rostro tras dos años del uso de mascarillas es mucho tiempo para estas edades, entendiendo también que muchos de ellos han participado de instancias sociales solo con la cara cubierta, por lo que puede que sientan miedo por como puedan ser percibidos por el resto, no solo a nivel físico sino también a nivel emocional, en cuanto favorece la percepción de que su estado emocional no resulta evidente para el otro.
“El síndrome de la cara vacía afecta, sobre todo a adolescentes, ya que están en una etapa de crecimiento personal y físico, aspecto en el que sufren muchos cambios. Estar sin mascarilla los puede hacer sentir inseguros. Por otro lado, se encuentra el temor al contagio, que puede pasar tanto en la población adulta como en jóvenes”, expone la profesional del área de la salud mental.
No obstante, la Psicóloga asegura que el síndrome de la cara vacía “no se trata de ningún trastorno mental y tampoco presenta ninguna sintomatología concreta. Sin embargo, se da más en personas que tienen un carácter más ansioso y utilizan la prenda como una barrera de protección y, así, ocultar sus inseguridades y sus miedos”, finaliza Guajardo.
Por su parte, el director del Hospital Regional, Dr. Carlos Bisbal agrega que “los niños tienen una capacidad de adaptación tremenda y todos los espacios de libertad que se den los aprovechan, más que cualquier otro ser humano en otra etapa de la vida. Los niños van a ser los que más rápidamente se adapten a esta nueva forma de enfrentar la pandemia que, desde mi perspectiva es positiva, porque la evidencia del país como del extranjero nos permite dar esos pasos. El porcentaje de población vacunada con 4 dosis es importante y podemos tener cierta seguridad. Hay que dejar esto de la mascarilla al criterio personal, si uno se siente más protegido con mascarilla no hay ninguna disposición que niegue el uso de ella”.
RECOMENDACIONES:
– Es importante que tanto niño/as y adolescentes sepan que no están solos/as y que lo que sienten les pasa a muchas personas.
– Preguntarles cómo se sienten respecto a la noticia de la eliminación del uso obligatorio de mascarillas.
– Validar lo que les pasa y acompañarlos en sus emociones, comprendiendo que es verdad que puedan sentir angustia y miedo, evitando minimizar lo que le pasa respecto a esta alternativa.
– Permitir quitarse las mascarillas de manera progresiva, tanto en tiempo como en los lugares. Comenzar en los lugares en los que se sientan más seguros y desde ahí ir escalando.
– De la misma manera en relación a la interacción social; comenzar por enfrentarse primero a grupos con los que se sientan más cómodos e ir avanzando de forma progresiva.
– Darle el tiempo entre un paso y otro, para aprender que quitándose la mascarilla no ocurre nada grave. Cuando se sientan cómodos en el nuevo espacio, pasar al siguiente.
– Se recomienda dar seguridad y dar tranquilidad en el nuevo contexto.
– Si notan que la ansiedad persiste, si evitan salir o no quieren ir al colegio, entonces revisar que hay a la base y la manera específica de ayudarlos y acompañarlos.
https://www.elrancaguino.cl/2022/10/08/la-liberacion-de-las-mascarillas/