Inocentes han sido encontrados por la justicia civil los 14 sacerdotes acusados en el caso llamado la “cofradía”.
Sacerdotes que vieron su honra enlodada y expuesta públicamente, por una denuncia no suficientemente corroborada y por dimes y diretes que resultaron ser falsos, por lo menos penalmente hablando.
Es que es imposible hablar de los 14 como un todo, ese fue el principal error cometido por el en ese entonces obispo de Rancagua Alejandro Goic al suspender de su ministerio a estos 14 sacerdotes mezclando denuncias económicas, con otras sexuales y actos que si bien no son delito podrían haber sido contrarios al orden sacerdotal. Cada caso es particular y único. Fue un tremendo error comunicacional de parte del ex obispo y de quienes lo asesoraban, manchando injustamente la honra de estos sacerdotes.
Así entre los 14 tenemos sacerdotes completamente inocentes de todo cargo espiritual o terreno. De quienes se dijeron directamente mentiras, y otros que, si bien no se les puede imputar delito civil alguno, en este largo y doloroso proceso dejaron su calidad de sacerdote por solicitud propia o por imposición romana.
Así el caso presentado por canal 13 como un grave caso de “asociación ilícita” penalmente hace rato que está completamente descartado. “La Cofradía” existía, pero no era más que un grupo de whatsapp en el cual ni siquiera estaban agregados todos los sacerdotes acusados. Si bien en este grupo de whatsapp había algún sacerdote homosexual, nunca hubo pedófilos, ni menos una estructura piramidal. Pudo haber existido alguna conducta contrarias al orden sacerdotal, pero ese es un problema de disciplina eclesial, no penal.
Ahora la Iglesia institución queda al debe, es necesario que haga variados gestos para reponer en algo la honra que tanto colaboro en manchar, no bastan actos en las respectivas comunidades eclesiales. Fueron lanzados a los leones con una alta exposición mediática nacional, la reparación y el reconocimiento del error debiese al menos tener la misma dimensión. Especialmente con aquellos sacerdotes que ni siquiera eran cuestionados por supuestos actos de connotación sexual, sino que se vieron injustamente mezclados en la lista leída por el obispo de la época.
Sin embargo, hay que dejar claro que esto no quiere decir que existan otros sacerdotes o religiosos que en otro contexto son culpables de graves delitos ni que no se deba investigar cada denuncia que se realice. El problema es que muchas veces juzgamos antes de conocer todos los antecedentes.